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Klaus Kinski durante el rodaje de " ¿Quién sabe?" |
El director italiano Damiano Damiani realizó en 1967 una película titulada “¿Quién sabe?” que relataba un momento de la revolución mejicana en los tiempos de Zapata. Decidió que la localización más adecuada para el rodaje era la provincia de Almería. Las razones no eran solamente ambientales, sino que había una gran facilidad de obtener figuración abundante y barata en la población gitana del lugar. El cast elegido para cubrir los personajes principales de la película incluía al conocido actor Klaus Kinski, que iba a interpretar el papel del misionero guerrero y líder espiritual de los rebeldes. Klaus llego a intimar e interiorizar tanto el papel para el que se había contratado que lo llevo a sentirse "hermano de sangre” de la población gitana de Almería. Su empatía fue tan grande que le hizo seguir los rituales de la antedicha hermandad e incluso irse a vivir con ellos rechazando la suit de lujo que tenía en el Hotel (el único que había entonces).
Klaus se lavaba la ropa, hacia su comida y bendecía , como si realmente fuera un cura, a sus hermanos gitanos.
Durante las escenas de batalla de la película , lanzaba granadas sobre las tropas regulares del ejército mejicano desde lo alto del campanario semidestruido de una iglesia gritando: "¡¡En nombre de Dios yo os castigo!!” obligando a los técnicos de efectos especiales a colocar la dinamita en los agujeros que preparaban para los efectos de explosión a cada vez mayor profundidad debido a fuerza y vehemencia que Klaus imprimía en su actuación. La situación llegó a tal punto que el director tuvo que reconducir su energía para que las explosiones no afectasen el rodaje.
Yo, que tenia 22 años y que actuaba como interprete, segundo ayudante de dirección y enlace con la comunidad gitana ( directamente con Juan, el jefe de los gitanos) tuve la tarea , muy grata por cierto, de conseguir armonizar la dramatización de muchas secuencias con la dura realidad humana que suponía rodar a una temperatura de cincuenta grados al sol y con una durísima escasez de agua potable. Los gitanos demostraron una gran profesionalidad , aguantaron jornadas de rodaje de catorce horas y la película se pudo terminar con éxito.